Relato I. Cap III

 

De miel serán tus besos, de miel las velas…

III TEMAS

Después de saludar y comprobar que todo había ido bien y tras unas risas sobre nuestro “accidente”, apareció mi jefa de sala con una botella de licor de hierbas casero y unos vasitos helados. Solía salir a saludar y a comprobar personalmente cómo había ido el servicio con todas las mesas. No tomaba nada con nadie, salvo excepciones. O más bien, cuando Mónica me traía a la mesa en la que paraba una bandeja con alguna bebida o dulce. Ella decidía. Coincidía siempre y yo sólo me sentaba en esas ocasiones. Mi prima se levantó al baño. Ella se dirigió a mí como si fuéramos amigos de siempre.

-¿Cómo lo llevas? ¿Estás preparado?

Me sorprendió la pregunta. Intenté preguntar a qué se refería pero algo dentro de mí ya lo sabía. Simplemente contesté que no. No había acabado.

No me sorprendió menos mi respuesta…

Tampoco cuando se rozó con las manos un tatuaje que tenía en el hombro que representaba una media luna en rojo. Me fijé en sus manos, sus manos perfectas. Con uñas muy cuidadas. En su justa medida y de un color indefinido que me llamó la atención. Si, también. Ese tatuaje, estaba en una zona en la que yo tenía una cicatriz en forma de C. Nunca nadie me explicó de qué era. Mi madre me dijo que cuando me bañó por primera vez, ya la tenía. El caso es que esa cicatriz, podía complementar la luna roja de Izena, que así se llamaba ELLA, formando una luna llena perfecta.

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