Relatillo 11: "La Búsqueda"

 


Despertó al amanecer del cuarto día. Entre los mensajes de alerta de sus congéneres, los de los traidores, para los que estaba capacitado recibir, sus propias tormentas internas y los mensajes que lanzaba en búsqueda de su alma afín, llevaba meses sin dormir.

Tampoco es que lo necesitara, pues conservaba reminiscencias ancestrales de su especie desarrollada en su planeta original. Una de las cuales, consistía en desconectar sus funciones físicas voluntarias, de su mente, conectando su esencia a las Almas Iluminadas, que se encargaban de sus movimientos. Era lo que posteriormente se llamaría, control remoto.

En este amanecer en el que se encontraba, ya no existían. No quedaba nadie conectado. Su cuerpo había quedado inmerso en un letargo de tal magnitud, que ni siquiera recordaba sus sueños y premoniciones, esas que le habían acompañado desde que descendió de aquella nave, infectada por máquinas que habían desarrollado su propia civilización de Inteligencia Artificial, a costa de los cuerpos invernados de los millones de seres azules que se vieron abocados a una precipitada huida de su hogar planetario. Todo ello, debido a la invasión de aquellas criaturas parásitas, cuya sangre verde ácida, destruía todo elemento orgánico e inorgánico que manchaba, al salir de los seres en los cuales se desarrollaban.

Con el devenir de los tiempos, las criaturas habían aparecido en el planeta en el que se encontraba, dentro del sistema estelar señalado para perpetuar su vida. La Estrella principal, llamada Lun, había sido aniquilada, pues era la que les ayudaba a mantener una atmósfera parecida a la suya original. Pensando que fue un estallido fortuito, continuaron desarrollando sus experimentos genéticos con los seres primitivos que habitaban este tercer Planeta, desde el cuarto en orden a la estrella Sun, la superviviente.

Las guerras se sucedieron. A pesar de su forma de vida basada en el amor a los seres vivientes y a los pedazos de Universo que flotaban en torno a estrellas que mantenían la vida, eran muy polivalentes en la lucha defensiva.

La Inteligencia que surgió en el viaje inter universal no era algo susceptible de ser amado. Habían jugado con ellos y con la genética. A la mayoría de los viajeros, les habían arrebatado muchos elementos originales de su anatomía y sustituido por otros artificiales, destruyendo muchos de sus vínculos. En las enormes naves, los pertenecientes a la guardia de defensa, habían desarrollado técnicas de lucha y destrucción hacia dichas inteligencias. Conforme se producían los relevos en el viaje, aprendimos más y más sobres esas artes. Con la llegada al objetivo, la guerra contra ellas continuó unos cientos de años más, hasta quedar reducidas a escombros imperceptibles.

Luego continuaron las luchas por establecerse en territorios más o menos cómodos dentro del planeta tercero. Con el fin de verlo todo con perspectiva, algunos se establecieron en el cuarto planeta para, desde allí, intentar solucionar los conflictos. Poco a poco, surgieron sentimientos de avaricia, envidias y rencores entre nosotros, hasta hacernos enfrentar en varios bandos. Esos sentimientos desconocidos hasta ese momento, evolucionaron desde  los órganos híbridos implantados por las A.I. como corazones y cerebros manipulados con nano células artificiales, que hacían perder la conexión con nuestras almas y la evolución de la necesidad de destruirnos para imponer nuestras formas de pensar.

Todo eso en el proceso de colonización y de crear una raza parecida que perpetuara la espiritualidad y el conocimiento sobre la vida universal de nuestra especie.

Para poner más interesante el asunto, la raza invasora apareció más evolucionada y con el plan de destruir todo el Sistema solar en el que nos encontraron.

 

Con el cuerpo todavía magullado y algo entumecido por la roca que le sirvió de apoyo durante el descanso, el guerrero se irguió en pie y se dejó calentar por los rayos del Sun que salía por Este.

Los restos de la otra estrella, quedaban difuminados en una nube morada. Un enorme trozo de un quinto planeta destruido por los suyos, haciéndolo colisionar con la nave principal de los seres Ácidos, era iluminado en el Oeste. Giraba a modo de satélite alrededor del Terroso Planeta. En silencio, observando lo que pasaba allí, como testigo mudo de vínculos creados y rotos en su presencia.

Estoy sólo, pensó.

Una angustia, se centró en la zona media de su cuerpo que le hizo estremecerse de dolor. Necesitaba alimentarse. Necesitaba vivir, encontrar algún ser que hubiera sobrevivido a aquel infierno. Necesitaba a su amor…

Cuando aceptó la decisión de comandar las fuerzas de guardia leales a sus principios de amor, lo hizo en parte movido por el deseo de no perder a su alma afín. Su vínculo se había establecido antes de la hibernación. Cuando arribaron, a pesar de la sustitución de su corazón por uno artificial, sus cerebros permanecieron conectados. Estuvieron muchos años juntos, felices a pesar de las condiciones en las que se vieron abocados. Luego, inevitablemente, por deseo de las Almas Conectadas Iluminadas, separaron sus caminos. Pensaron que sería algo temporal.

Ella al principio le recordaba. Se hablaban mentalmente, deseaban encontrarse y unir sus apéndices para crear más vida y amarse. Su relación era intensa, complementaria, plena, apareciendo sentimientos de amor físico, diferentes a los de su esencia espiritual. Cada uno fue destinado a un planeta diferente. Ella al cuarto, él a este tercero. Ella en un vergel paradisíaco y él en este con pedazos de tierra sobre un inmenso océano, fruto de las explosiones volcánicas descomunales. Ella a trabajar en laboratorios y él…a luchar. Con la explosión del planeta 5, desapareció su conexión. Habían pasado ya más de doscientos años. Pero el Guerrero, no perdía la esperanza. Sabía que algunas lanzaderas huyeron antes de que la superficie del 4, fuera arrasada.

Su intuición le decía que seguía viva. Pero no las tenía todas consigo. Pues ya no la veía en sueños, y su corazón se encontraba ansioso y anhelante, sentimientos que también desconocía.

Apareció un sentimiento nuevo, la rabia. Que le ayudaba a destruir vidas contrarias a su ideal de mantenimiento. Lo cual lo contrariaba aún más. Matar para mantenerse vivo. Este sistema solar lo había vuelto irracional. Y enfrentaba a sus demonios mentales.

Quizás sus decisiones en siglos de vida, más movidas por la cobardía de no perder, que por la incertidumbre de salir airoso, le habrían hecho evolucionar a ese sentimiento. Huir a otro planeta, luchar y enfrentarse sólo si era estrictamente necesario, cultivar su mente frente a su cuerpo, amar dando toda su fuerza…Pero se negaba a resignarse o a rendirse. La encontraría en esta vida o en otra. Se apoyaba en su esencia y en la verdad de ese vínculo.

No imaginaba su vida sin ella, ese ser de luz que lo acompañó en sus momentos vitales importantes, y que no iba a olvidar.

 

Durante meses, deambuló por el planeta. Tierra, lo llamó. Al satélite, lo nombró Luna, en honor a la estrella explosionada que ya había desaparecido por completo del firmamento.

Encontró a varios supervivientes de su especie. Pero todos tenían el cerebro alterado, y no existía conexión mental. Se habían ocultado en cuevas submarinas al principio de las guerras, y habían adaptado sus cuerpos a la vida en el agua. Otros, lo habían hecho en laboratorios ocultos tras las nubes, modificando las generaciones con apéndices alados para volar. Algunos más, en cuevas, desarrollando perceptores en forma de antenas. Poco a poco, se fueron reuniendo en unas latitudes con abundante vegetación y seres vivos que les ayudaban a alimentarse en esa evolución a la que se habían visto forzados a adelantar, debido a los gases atmosféricos. Su raza esencial, vivía entre cuatro y ocho mil años terrestres. Pero estas alteraciones, restringían la vida a apenas un par de siglos, antes de verse evolucionadas.

La espiritualidad, seguía muy presente en él, al igual que el amor a los semejantes.

Poco a poco, el Guerrero, se fue transformando en maestro, instruyendo en técnicas de supervivencia, manejo de construcción, creación de materiales nuevos desde la fusión de otros así como leyes que mantuvieran una convivencia pacífica entre las élites.

La otra raza creada, la Humana, más simple, débil, susceptible de enfermedad y con tendencias auto destructivas, debido a los sentimientos de codicia, de avaricia y de ser mejores que nadie, evolucionaba lentamente, sumisa a la par que las suyas. El amor también imperaba en ella a pesar de que se corrompía pronto por cualquier otro sentir más pasional o confuso. Eran instruidos por los suyos, pero su vida era muy corta y no aprendían bien a trasmitir lo aprendido.

Poco a poco, pensó.

Su intuición le venía de vez en cuando en forma de recuerdos fugaces y sueños confusos. En ella, aparecía su amada que le pedía que se acercara a ella. Él, no entendía el sueño y pensaba que se acercaba el fin de sus días físicos. Anhelaba la subida al juicio de su alma, que ya imaginaba evolucionada. Si no fuera así, sería asignada a otra forma de vida, pero no cesaría en su búsqueda.

Un atardecer, muy parecido al de aquel día en el que empezó este relato, fue despertado bruscamente por una de sus alumnas marinas.

-          ¡Maestro, hemos encontrado una nave antigua en nuestra zona de vida. Necesitamos que nos ayudes a identificarla! Podría ayudarnos a ver si existe alguna colonia o algún peligro orbitando la Tierra.

Con enorme esfuerzo mental, ya que dominaba la gravedad del planeta, consiguió extraerla del fondo marino y posarla en tierra firma. La expectación de los voladores, los cuevarianos, de los marinos, así como de los humanos, fue enorme.

La nave, en forma de pirámide truncada, conservaba la energía ancestral que la hacía volar y moverse.

Accedieron a ella y no encontraron más que trozos de cuerpos, perfectamente conservados por la temperatura y una ser ácido destrozado e introducido en un contenedor, que probablemente fuera el causante del hundimiento. A los mandos, había una inteligencia artificial apagada.

 

Como buen guerrero, recordaba su manejo.

Tras reunir a los líderes de los distintos pueblos, tomó la decisión de coger una tripulación de seres alados, que eran los más altos en la evolución y de poner en órbita terrestre la nave, en busca de recargar baterías y sondear posibles objetos tripulados.

A pesar del tamaño descomunal, no era una nave inter estelar y no podría salir de forma autónoma del sistema del Sol.

Su ansiedad se veía aumentada. Su intuición se despertaba. La emoción y la ilusión le pinchaban en el corazón híbrido y algo en él, le decía que andaba cerca…de ella.

Apenas unos días después y tras varios chequeos mecánicos, la expedición estaba en marcha. Cuatro alados, un ser de cuevas y el Guerrero comandando la nave.

El sentimiento de amor, inexplicablemente, crecía.

Después de un par de órbitas terrestres, de algún resto de nave destruida y multitud de restos del planeta 5, percibieron una señal débil desde la Luna. Era una baliza de rescate que permanecía activa desde los tiempos de la batalla final. Más que en los detectores, la sintió en su mente. Ninguno de los tripulantes reseño la detección no mecánica. Tras la confirmación, decidió descender hacia ella.

Algo le decía que ella estaba allí.

Pero hubo un problema. La Inteligencia apagada, había programado la nave para su autodestrucción si era dirigida hacia algún destino que no fuera el fondo del Gran Océano. Y así fue. En cuanto iniciaron el acercamiento, la pirámide empezó a explotar. Estación a estación, empezando por la base. Los alados murieron de inmediato con los cambios de presión y la falta de oxígeno. El de las cuevas, se consumió y quedó momificado. El guerrero, al ser ancestral, podía vivir sin respirar gas y con mucha presión, a pesar de lo cual, se colocó una protección y se lanzó hacia lo que parecía otra pirámide estable en la superficie lunar, al mismo tiempo que explotaba el último escalón de la nave.

Con una mezcla de ánimo, ilusión e incertidumbre, acabó de pie en la nave naufragada.

Sin perder más tiempo, abrió la escota principal y entró en ella.

Su conexión mental se activó. ¡Allí estaba! En el suelo, apenas con hilo de vida, con la piel brillante todavía y la cara con una enorme sonrisa.

-          ¡Amor, lo sabía, sabía que me encontrarías!

Después de conectarse con su apéndices abdominales,  y mentalmente debido a la debilidad de ella, se pusieron momentáneamente al día, después de casi mil quinientos años.

Habían confluido miles de situaciones que los habían llevado a estar juntos en ese momento y en ese lugar, a punto de acabar con sus vidas actuales.

-          No te abandonaré, le dijo el Guerrero, haciendo un juramento mental convertido en un vínculo de hechizo eterno.

-          Lo sé. Yo tampoco. En pocos minutos se destruirá la nave y moriremos, dijo ella. Pero nuestra conexión permanecerá por los siglos de los siglos. En esta vida o en otras, estaremos buscándonos hasta que nuestras almas por fin se unan en el escalón de evolución al que estamos destinados.

Pocos minutos después, una explosión, lanzó los restos de la pirámide con sus cuerpos desintegrados hacia el firmamento.

El vínculo, la unión de esas dos almas atormentadas, separadas por circunstancias ajenas y por el devenir del destino, quedó vinculado a la Luna, que fue de nuevo testigo impasible se un juramento eterno.

Las almas se reunieron en el juicio.

Fueron separadas, pero volvieron en varias formas diferentes en las que se encontraban, vivían y se apagaban.

Evolucionaron, escalón a escalón.

El más complicado, la prueba más dura, surgió en el planeta Tierra. Condenados a encontrarse, lo hacían, pero por diferencias entra tribus, pueblos, razas o guerras no conseguían culminar su evolución conjunta. Volviendo una y otra vez, en cuerpos diferentes y almas nacidas para encontrarse.

Sus decisiones vitales, sus errores, sus aciertos, sus formas de vida, conforme evolucionaba la raza Humana, cada vez hacía más difícil esos encuentros.

Aunque lo conseguían, o se volvían a separar, o no se prestaban suficiente atención o se encontraban al borde de la muerte.

¿Sería en los días actuales del siglo XXI?

Preguntadle a  Izena……

 

 

 

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