Tarde de julio del 25

 

Un momento de introspección. Apenas medio minuto. Entro en mi cueva.

Mi yo, esa voz que habla dentro de mí, desarrolla un diálogo consigo misma.

Tomo conciencia. Soy un alma.

Pertenezco al alma primigenia que creó el Todopoderoso creador del Universo material e inmaterial. Pues lo que es él, soy yo. Donde es arriba es abajo y dónde es dentro es fuera.

Ahora tengo dudas. No sé si estoy viviendo solamente en este tiempo. Tengo la impresión, que estoy sucediendo en otras dimensiones temporales a la vez. Pasadas y futuras. El teseracto temporal, indicaría que estoy siendo en múltiples vidas a la vez.

Mi alma está en varias conciencias que no se conocerán nunca.

Pero ella, eligió estar en estas vidas, cada una con un propósito personal. Todos esos procesos, llevarían a una evolución de consciencia que haría que ella, fuera creciendo. Superando sus retos y encarnando en otros mundos o especies.

Matemáticamente, es un razonamiento lógico, pues no habría suficientes cuerpos diferentes para que mi alma naciera: 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos... Si continuamos la serie, es imposible que hubiera tantas personas en el mundo en unos cuantos elementos anteriores más. Por lo que deduzco, que he estado en el pasado y estaré en el futuro siendo yo. Habría imágenes de mis antepasados muy parecidos a mí, si hubieran existido soportes para registrarlas desde el supuesto año Uno, inventado en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., convocado por Constantino el Grande y datado 354 años atrás (con un margen de error de entre 4 y 6 años. Incluso de siglos anteriores.

Todo esto me lleva a creer en un Creador del universo tal y como lo conocemos.

Además, de creer que esta entidad tiene un plan. Un plan global para toda su creación.

Dentro de ese plan, están las almas y las entidades que las ayudan a elegir sus vidas para mejorar de cara a un juicio en el que el resultado es una evolución.

Me cabe la posibilidad, dentro de toda esta paranoia, que cuando morimos, nacemos otra vez en el mismo seno, pero con algo más aprendido…

Lo que me trae de cabeza, es el “para qué de esa evolución”.

¿Será quizás para convertirse en entidad colaboradora?

¿Será quizás para llegar al nivel de “Creador” y crear otros universos?

Si hay más creadores, ¿se comunican? Y sus creaciones, ¿se relacionan entre sí? Los seres de las creaciones, ¿tienen niveles de evolución?

Ya con estas cuestiones tengo para toda mi vida actual y parte de alguna futura que, seguramente, ya estaré viviendo.

¿Es posible que con la búsqueda de las respuestas, esté evolucionando en mis futuras conciencias?

Lo que tengo claro, es que he elegido esta vida. Las otras no las conozco, pero puedo intuirlas. Estoy viviendo demasiadas emociones y sentimientos. A veces, me han llevado a romperme en mil pedazos.

Y continúan así. Cuando no entiendo por qué pienso tanto y por qué tengo que controlarlo todo, no encuentro consuelo ni respuesta.

Ha habido momentos en mi vida, en los que el miedo a la infelicidad, me han obligado a actuar de forma muy egoísta, dañina para los demás.

Quizás fuese una de las cosas a aprender en mi presente: no hay que ser plenamente feliz siempre. La felicidad inmediata son momentos, son recuerdos. Instantes que nos hacen tener lo que en ese momento demandamos. Se puede ser feliz porque ya pinta el bolígrafo. Se puede ser feliz cuando se encuentra el alma gemela.

La felicidad a largo plazo, es un cúmulo de momentos que nos recuerdan que estamos a gusto con nosotros mismos.

La obsesión por esa búsqueda total, nos lleva a los cometer errores muy comunes, cuyo resultado es la No Felicidad y su consiguiente frustración. La toma de conciencia de que estoy frustrado continuamente, me rompe.

Últimamente, estoy aprendiendo a pegar esos pedacitos de mi alma. Soy más consciente de ellos. Esos momentos oscuros, pasan. Más tarde o más temprano, se van. Se olvidan o se apartan. Yo, los aparto.

Busco consuelo en las pequeñas cosas que me levantan el ánimo. Normalmente el deporte y la escritura. De ambos, he aprendido que no hay que ser el mejor. Ni siquiera bueno. He aprendido a disfrutar mientras los practico. Sin rendir cuentas.

También lo busco en las grandes cosas. Mi familia, mi sangre. El amor. Mi corazón es más grande lo normal físicamente. Figuradamente, también. Hay veces que me ha costado contenerlo y fijarlo en quienes verdaderamente me importan, diversificando sin medida ni feedback. Pero ya tengo una edad y correspondo a quien me corresponde, nadie más. Teniendo asumido, que no se puede dar todo a todos.

Continuará…

 

 

Comentarios

Publicar un comentario